En numerosas ocasiones habrás oído hablar de la conductividad térmica. La conductividad térmica es algo que nos encontramos en nuestro día a día y en la mayoría de las ocasiones, prácticamente no somos conscientes de este fenómeno. ¿Por qué cuando tenemos frío y alguien nos abraza, aumenta nuestra temperatura corporal?¿Como pasa el calor de la vitrocerámica a la olla y de la olla al agua? Todo eso y muchas otras cosas de nuestro día a día tienen una explicación: la conductividad térmica.
La conductividad térmica es una propiedad física que tienen los materiales y que les permite transferir la energía cinética de sus moléculas a otras adyacentes, o lo que es lo mismo, la capacidad que tienen para transferir el calor. Se trata de una magnitud intensiva. Una magnitud intensiva es aquella que no depende de la cantidad de moléculas que tiene un cuerpo o sistema. Su magnitud inversa es la resistencia térmica, que se define como la capacidad que tienen los materiales de bloquear la transferencia de calor.
El movimiento de las moléculas de un objeto aumenta cuanta mayor sea la temperatura de ese objeto. Si colocamos un cuchara muy caliente dentro de un cubo metálico de helado muy frío, en un principio las moléculas de la cuchara se moverán a gran velocidad y chocarán constantemente con las moléculas adyacentes, es decir, las moléculas del helado que se estarán moviendo a muy baja velocidad.
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